Qué es y para qué sirve un sensor de nivel.

En la industria moderna, el control de inventarios y materiales es fundamental para optimizar los procesos y reducir costos. En este artículo, responderemos a la pregunta: ¿qué es y para qué sirve un sensor de nivel?

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Con el crecimiento de la automatización industrial, las empresas comenzaron a buscar formas más eficientes de controlar sus existencias de materias primas y productos almacenados. Tradicionalmente, la supervisión de los niveles en silos y tanques se realizaba manualmente, lo que implicaba errores en las mediciones, riesgos de sobrellenado o desabastecimiento y costos elevados en logística y gestión.

Antes de la llegada de los sensores de nivel, las básculas eran la principal tecnología utilizada para medir con precisión la cantidad de material almacenado. Sin embargo, su alto costo, la complejidad de instalación y el mantenimiento requerido hacían que su implementación no siempre fuera viable.

Para solucionar estos problemas, surgieron los sensores de nivel, dispositivos tecnológicos diseñados para medir con precisión el nivel de materiales sólidos o líquidos en diferentes tipos de contenedores. Estos sensores han permitido integrar tecnología avanzada de medición sin contacto, ofreciendo soluciones más accesibles, prácticas y adaptadas a las necesidades de las industrias modernas. Además de mejorar la eficiencia y la seguridad de las operaciones industriales, han facilitado la digitalización de los procesos y la gestión remota de inventarios.

 

 

 

¿Qué es un sensor de nivel?

Un sensor de nivel es un dispositivo que mide la cantidad de material presente en un silo, tanque o depósito. Según la tecnología utilizada, estos sensores pueden adaptarse a diferentes tipos de materiales; sólidos, polvorientos, líquidos… Estos sensores funcionan mediante distintas tecnologías, entre las que destacan:

 

1. Sensores de nivel para sólidos:

Los sensores para materiales granulados o pulverulentos pueden utilizar tecnologías como el radar, el láser o sistemas de ultrasonido. Estas tecnologías permiten detectar el nivel del material sin contacto directo, asegurando mediciones precisas incluso en entornos con polvo o variaciones de densidad.

 

2. Sensores de nivel para líquidos:

En el caso de líquidos, los sensores pueden funcionar con tecnologías como el radar, el ultrasonido o sondas capacitivas. Estos sensores permiten medir niveles en tanques abiertos o cerrados, adaptándose a líquidos con espuma, vapor o productos químicos agresivos.

 

 

 

¿Para qué sirve un sensor de nivel?

Un sensor de nivel sirve para controlar las cantidades de stock de un producto almacenado. Además, independientemente del tipo de producto o la tecnología utilizada, estos dispositivos transmiten la información en tiempo real a plataformas digitales de gestión. Gracias a ello, se pueden programar alertas automáticas, optimizar los procesos de reabastecimiento y mejorar la eficiencia operativa, haciendo que el control de estos espacios de almacenamiento sea más fácil, práctico, fiable y optimizado.

Los sensores de nivel tienen aplicaciones en numerosas industrias, optimizando procesos y reduciendo costos operativos. A continuación, destacamos tres sectores donde su implementación es clave:

 

1. En la ganadería: Optimización de la alimentación animal

En granjas y explotaciones ganaderas, los sensores de nivel aseguran un suministro constante de alimento y agua para los animales. Esto permite prevenir desabastecimientos, automatizar el pedido de piensos y mejorar la eficiencia en la gestión de insumos.

 

2. En la construcción: Control de materiales en obra

En la industria de la construcción, los sensores de nivel facilitan la gestión de cemento, arena y otros materiales esenciales. Esto ayuda a reducir paradas por falta de material, mejorar la logística y tener un control preciso del inventario en tiempo real.

 

3. En la logística: Mejora de la cadena de suministro

En almacenes y centros logísticos, el uso de sensores de nivel permite optimizar el almacenamiento y la distribución de productos. Entre sus beneficios destacan la reducción de costos por sobrealmacenamiento, la prevención de roturas de stock y la automatización de la reposición de inventario.