Cómo ha cambiado Silometric
(y todo lo que hemos aprendido por el camino)

Desarrollar un producto no es un proceso lineal: es un ciclo constante de escuchar, probar, equivocarse y volver a empezar. Así ha sido la historia de Silometric, nuestro sensor de nivel para materiales sólidos, que ha evolucionado junto a quienes lo utilizan. En este artículo compartimos todo lo que hemos aprendido por el camino y cómo eso ha transformado no solo el producto, sino también la forma en que trabajamos la tecnología.

Tecnología que no se detiene

Hay sectores en los que innovar es opcional. El nuestro no lo es. En el mundo del IoT, la industria y las telecomunicaciones, evolucionar no es un lujo: es una condición para existir.

Vivimos un momento en el que la digitalización llega incluso a los entornos más tradicionales. El control de stock, que hasta hace unos años se realizaba manualmente o con soluciones a medida complejas y costosas, hoy se transforma gracias a tecnologías como el IoT y las comunicaciones de bajo consumo. Esta realidad no solo ha cambiado cómo gestionamos los recursos, sino también las expectativas de quienes los gestionan.

En MCSystems lo tenemos claro: no desarrollamos tecnología para quedar bien en un catálogo o rellenar una ficha técnica, la creamos para adaptarse a una realidad concreta, cambiante y exigente. Por eso, hay que revisar, repensar, mejorar y volver a empezar. Así ha sido la historia de Silometric, y hoy queremos contarla. No solo como una cronología de versiones, sino como un ejemplo vivo de lo que significa desarrollar tecnología útil y cercana en un entorno que nunca se detiene.

Los inicios: cuando una idea responde a una necesidad real

Todo empezó con una idea que no buscaba simplemente hacer mejor tecnología. La verdadera pregunta fue: “¿Cómo podemos ofrecer tecnología de control de stock al alcance de todos?”

Nuestro objetivo no era desarrollar un sistema exclusivo para grandes industrias, sino encontrar una solución que pudiera funcionar tanto en una pequeña cooperativa como en una gran explotación, en un almacén logístico o en una granja familiar. Queríamos democratizar el monitoreo de stock, hacerlo accesible, fácil de instalar, intuitivo y sin mantenimiento.

Esta pregunta nos interpelaba como equipo. Nos hacía salir del despacho y entender la realidad del campo, de las cooperativas, de las empresas que no tienen ni tiempo ni presupuesto para gestionar sistemas complicados. Queríamos romper la barrera entre la tecnología y las personas. Y eso solo era posible si el producto respondía a tres requisitos: que fuera asequible, que no necesitara mantenimiento y que pudiera instalarse con herramientas básicas.

La primera versión de Silometric no era perfecta. Pero fue un primer paso firme hacia ese horizonte: un dispositivo que pudiera llegar donde antes no había nada, y hacerlo de forma eficiente y realista.

Lo que nos enseñaron los primeros errores

Con cada instalación, descubríamos algo nuevo. A veces era un dato errático. Otras, una lectura desajustada por el polvo. También vimos que algunos clientes no necesitaban complejidad, sino fiabilidad y silencio tecnológico.

Este aprendizaje nos llevó a cambios profundos: mejoras en la transmisión, nueva arquitectura interna, ajustes para ahorrar energía y un rediseño del soporte para hacerlo más ágil de instalar. También apostamos por Sigfox como tecnología de comunicación: estable, de bajo consumo y con cobertura incluso en zonas remotas.

Cada mejora no era una reacción comercial. Era una respuesta al uso real.

Hacer de la evolución una cultura

Cuando miras atrás y comparas un prototipo de 2016 con el Silometric actual, la diferencia es abismal. Pero lo más interesante no es el cambio físico, sino cómo se ha consolidado una forma de pensar la evolución dentro del equipo.

No vemos el desarrollo como un proyecto con principio y final. Lo vemos como una actitud. Una manera de estar en el sector: atentos, cercanos, flexibles.

Más allá del láser: sumar tecnologías para adaptarnos a cada entorno

Una vez consolidamos una estructura robusta, intuitiva y fácil de instalar, dimos un paso más: adaptarnos a los distintos tipos de materiales y condiciones del entorno.

Inicialmente, Silometric utilizaba tecnología láser para hacer las mediciones de nivel. Pero con la experiencia vimos que no todos los materiales ni ubicaciones responden igual: polvo en suspensión, humedad, superficies poco reflectantes o formas de carga complejas pueden afectar la fiabilidad.

Por eso, también incorporamos tecnología radar. Esta nos permite ofrecer una alternativa igualmente precisa, pero más robusta en determinadas condiciones, como silos cerrados, con alta acumulación de polvo o materiales con comportamientos más irregulares.

Hoy, Silometric puede funcionar con láser o radar, según el contexto, y eso nos permite dar una respuesta más acertada y estable en cada instalación.

Hoy, nuestro sensor es más preciso, más autónomo y más fácil de instalar que nunca. Pero no es un «punto final». Sabemos que todo puede mejorar. Que debe mejorar.

El sector también se mueve

La evolución de Silometric no es solo una historia nuestra. Es una pequeña muestra de todo lo que está ocurriendo en la agricultura, la logística y la industria. La digitalización ya no es una tendencia: es un hecho. Pero para que sea real, debe ser útil, asumible y constante.

Muchos sistemas que funcionan hoy son los mismos que hace una década. Pero las necesidades no son las mismas. Los márgenes son más ajustados. Los equipos, más pequeños. Las decisiones, más críticas.

Nos hemos encontrado con clientes que habían intentado implementar soluciones mucho más caras, pero que al final abandonaron por la complejidad de configuración, la dependencia de mantenimientos constantes o la falta de autonomía. Silometric nace para evitar esas frustraciones, y para permitir que el control de nivel sea tan sencillo como mirar el móvil.

Nuestro trabajo es dar respuestas que no se queden atrás. No vendemos un sensor. Desarrollamos un sistema que crece contigo.

Seguimos

Desde aquel primer dispositivo hasta hoy, hemos aprendido mucho más que electrónica y firmware. Hemos aprendido que escuchar al cliente es una forma de innovar. Que evolucionar no siempre es añadir más, sino simplificar sin perder valor.

Y que la mejor tecnología no es la más compleja, sino la que te permite olvidarte de que existe.

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